lunes, 17 de noviembre de 2008

Amigos y rivales

Cuando pensaba en la frase Del odio al amor, traté de buscar en mi memoria algún caso en particular, incluso recordé mis fiestas infantiles y sinceramente creo que no he experimentado una situación similar. Así que pensé en alternativas menos extremas como el rechazo y la atracción para poder escribir.

Con E nos conocimos cuando éramos niños en una academia de mini basket, era un buen jugador, se vestía como si fuera de un equipo de la NBA, no solo en las clases, se podría decir que casi todo el día, le gustaba llamar la atención, era perfeccionista y vehemente. Teníamos la misma edad y mayormente nos ubicaban en equipos contrarios ya que yo también jugaba bien. No puedo decir que en esa época lo haya odiado ni él a mi, pero algunas veces teníamos nuestras diferencias, como era un tema deportivo también nos ayudábamos en mejorar nuestros lanzamientos, pases, defensa y compartir ciertos secretos de jugadores, era una relación amical pero muy competitiva.

Pasaron los años, crecimos, terminamos nuestros respectivos colegios, universidades y estuvimos trabajando en varios lugares, y durante todo ese tiempo no nos volvimos a cruzar, hasta que un día dejaron en mi teléfono un mensaje acerca de una propuesta laboral, devolví la llamada y me transfirieron a un anexo en el que me contestó un chico, la persona por la que preguntaba no se encontraba, así que él me pidió el nombre y cuando se lo di, mencionó datos de mi y se presentó; era E, nos reímos mucho de nuestro encuentro.

A los días empecé a trabajar ahí, laboralmente había que reconocer que era exitoso, pero era complicado, le gustaba tener el control de todo aún sin ser mi jefe directo, era obstinado, no escuchaba ningún aporte, era desconfiado, y colapsaba cuando las cosas no se hacían a su manera. Eso hizo que los recuerdos de la niñez se desvanecieran rápidamente, cuando me veía me saludaba con un “aparente” estima pero después me convertí en su rival, yo me enteraba que estaba haciendo campañas boicoteadoras contra mi, buscando los errores o proponiendo a otras personas para que tomen mi puesto; la situación no era nada agradable, mis jefes sabían que era complicado pero los dos éramos buenos en nuestras posiciones y aportábamos en el proyecto.

Yo me concentré en ser más que eficiente en mi trabajo, entregaba mi parte y lo evitaba en casi todo; mi mal humor disimulaba mis desgano. Hasta que mi jefe tuvo un desacuerdo con él y decidió cortar los vínculos y a mi me ubicaron en otro proyecto. Ese fue uno de los días más felices que tuve en ese año, realmente estaba saturada de E incluso algunas veces sentía que lo odiaba.

Así que seguí con mi vida, con los nuevos proyectos, pasaron varios meses y un buen día regresando de una reunión como a las 3:00 de la mañana, recibo una llamada; era E; se notaba que había tomado y me decía para recogerme a esa hora, beber algo y conversar; jamás habíamos compartido algo en nuestra vida adulta, nosotros éramos hostiles mutuamente, realmente nos llevábamos demasiado mal, le pregunté si tenía algún problema, y que si quería que llamará a alguién, él me dijo que estaba bien e insistiò en verme, en esos momentos pensé:

1. Está loco
2. Quiere verme para cuadrarme
3. Tiene diablos azules
4. Me encontrarán muerta en algún lugar de Lima
5. ¿Estaré soñando?

Asi le dije que estaba cansada y que quería dormir, me despedí y corté rapidamente, me quedè nerviosa con un signo de interrogación en mi cabeza Al día siguiente recibí un mensaje de texto, que decía "que feo borracho así me pongo de pesado con mis amigos". Lo conversè con un amigo de confianza que se burlò de mi diciéndome: tal vez le gustes; con esa típica frase que del odio al amor hay un solo paso, en ese momento sentía que las cuatro alternativas iníciales tenían mayor probabilidad que la frase cliché. Quien sabe que habrá pasado por su mente pero la verguenza y el orgullo lo alejaron.

Solo puedo decir que habiendo experimentado el amor con mis parejas, puedo pensar que el amor y el odio tienen varias similitudes, son sentimientos que pueden llegar a tener la misma intensidad, incluso pueden bordear la obsesión; en casos extremos no nos dejan pensar, y hacen que actuemos impulsivamente sin medir las consecuencias. Ambos sentimientos te ligan a la persona. Y definitivamente E y yo estábamos ligados.

Felizmente han pasado los años, actualmente trabajamos en distintas rubros, por mi parte puedo decir que desapareció la emoción negativa que sentía por E, eso lo comprobé hace dos meses cuando me encontré en un bar, no teníamos de que hablar,al despedirnos le dije que se cuidara; fue de corazón. Pienso que hice bien en colocar esa llamada en mis archivos personales de “misterios sin resolver”, creo que con E, después del odio se dio el amor, solo que otro tipo de amor... yo realmente prefiero recordarlo en la fase inicial de nuestros “años maravillosos”.

3 comentarios:

@webero01 dijo...

Que bien que no le guardes rencor a pesar de la campaña en contra que te hizo en esa chamba,,,,

Y que pesado recibir una llamada a esa hora cuando el esaba borracho jaja,,,

saludos heriditas,,,

Valeria dijo...

yo tengo de ambos casos. Del amor al odio uno que prefiero no recordar porque se me eriza la piel del estres y bueno el otro no se si lleog a ser odio peor me llevaba realmente mal con una persona de la que luego llegue a enamorarme. Puedo sospechar que era algo reciproco, pero elra imposible,

Anónimo dijo...

¿Será que del odio al amor, solo hay un paso?...

Puede ser, porque decimos no soportarlo, peroooooooo
no dejamos de hablar de el...