Mi oso galán de barrio

Dicen que las mujeres, con los años y la madurez (que no siempre llega con los años) empezamos a valorar más la parte interna y emocional de los hombres, empezamos a ver más allá de las apariencias. Pero…¿qué pasa cuando sientes una gran e inexplicable atracción por un hombre que es todo un oso?

Hace unos años conocí a un tipo en un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme. Era bien feo de lejos, y de cerca era peor. Desde un primer momento estuvo detrás de mí con mucha insistencia, y realmente la hice laaaaarga para salir con él porque me parecía horrible físicamente y no sentía ninguna conexión emocional, intelectual, social. Nada de nada. Pero tanto va el cántaro al agua que…bueno, pues acepté ir a un café con él. Total sería sólo un café y nada más, ¿no? Esa mañana él me contó la historia de su familia, la pobreza en la que vivió de niño, y recuerdo que mientras él me abría su corazón, yo miraba su rostro y pensaba:

-Ta, que feo que es este pata…que nadie me vea con él. (si, yo también tuve mi lado superficial, lo reconozco…y qué!!!)

Bueno, el caso es que este pata siguió detrás de mí un tiempazo más hasta que salimos formalmente una noche, en una de las peores citas de mi vida, pues me llevó a un sitio super bacán (para él) mientras que para mi era un antro al que sólo bajaría con patas en una madrugada, luego de un concierto, y a comer algo recontra grasoso. No compartíamos gustos musicales (él salsa, yo rock) ni gustos de comida, ni intelectuales, ni nada. No tenía de qué conversar con él. En otro momento de mi vida lo hubiera despachado al toque. Y sin embargo, empecé a sentir una gran atracción por él. Era feo, comía feo, era recontra galán de barrio…sí. Pero tenía un no se qué que me empezaba a gustar. Además, besaba muy bien. Dios mío, acaso estaba loca?

Cada vez que llegaba a mi casa siempre me prometía que era la última cita, que no tenía nada que ver con él, que acaso era ciega? Era feo!! Pero nos volvíamos a ver y simplemente pasaba. Y siguió pasando como dos meses más, hasta que tuvimos una discusión fuerte y nos alejamos varios meses.

Dicen que la distancia sana los corazones heridos, y creo que también los ojos ciegos. Porque cuando lo volví a ver simplemente se me revolvió el estómago de sólo pensar que lo había besado. Pero ya está!! Fue una experiencia, no diría que buena sino interesante…mismo antropólogo huaqueando ya? Jaja, que mala sueno...pero que le voy a hacer. A lo hecho, pecho. Además, todas tenemos algún oso en nuestra historia..y a mucha honra!

PD..Después de ver a estos galanes, prefiero salir con el Pio´s Chicken