MI vida tu, mi mundo tu

Hace unas semanas lo volví a ver. Estaba caminando de lo más tranquila, disfrutando de una apacible tarde, cuando sentí una voz que me llamaba a lo lejos. Y me topé cara a cara con este fantasma del pasado. Y digo fantasma porque hoy no existe en mi vida, porque es como un mal recuerdo de una etapa algo borrosa que ya fue. Pero hubo un tiempo en el que significó y bastante. Yo vivía abocada a mis estudios de periodismo, y no quería saber nada con el amor. Pero apareció EL, un periodista experimentado que me subyugó casi inmediatamente. Tenía la costumbre de alejarse un tiempo y reaparecer de la nada, y esos días sin su presencia se hacían mucho más grises para mí…..lo extrañaba horrores y sentía que mi vida no tenía sentido sin EL. Y que sólo con EL sería feliz.

Fui una mujer recontra entregada…si, todas tenemos algún oscuro pasado. Bueno, sé que amé y di mucho de mí en esta larga relación, y no me arrepiento de ello. Pero, mirando hacia atrás, y con la tranquilidad que da la distancia, pienso que no debí dar tanto sin recibir lo mismo. Fui amante fiel, cariñosa, compañera, pero en algún punto me olvidé de MI para entregarme completamente a EL, que me castigaba cada vez más con su indiferencia, con sus maltratos. Hice que MI vida fuera EL, mi mundo fuera EL. Y a veces una es ingenua, piensas que con tu amor todo se puede cambiar. Craso error. Lo que pasa es que terminas como un estropajo emocional, llena de dudas y sentimientos encontrados, con una autoestima en el subsuelo. Y claro, la relación (o lo que quedaba de ella) se va a pique. Yo era muy infeliz con este hombre, pero me moría de sólo pensar en quedarme sola.

Siempre escuché que una mujer debe soportar todo por su hombre, que es mejor eso a estar sola. Quizás por ello me quedé muchos meses, años, con una pareja que no me llenaba, que no me complementaba en ningún aspecto. Pero, como dije antes, prefería soportarlo a estar sola. Recuerdo que lloraba en silencio porque no sabía que hacer y me sentía sola y abrumada. Mi vida, aparentemente, era perfecta. Pero en mi interior yo sabía que no era feliz.

Pensé mucho en el final de esta relación y me asustaba, creía que no lo iba a soportar. Pero cuando llegó, y no miento, sentí como que me hubieran quitado un gran peso de encima. Aún así, me tomó bastante tiempo recuperarme. Dicen que de algo malo puede surgir algo bueno y es verdad. Mi hombre de inflexión me motivó a dar el giro que mi vida necesitaba, pensar en qué cosas quería para mí, conocerme, aceptarme y quererme como soy. Y me di cuenta que podía superar este momento, que YO era más fuerte de lo que pensaba, y que no necesito de un hombre para SER. Uno necesita el aire, el agua, la vida. Pero hay una diferencia entre necesitar y querer. Y yo quiero una pareja que me respete, que me apoye, que cada uno tenga su espacio y al mismo tiempo que seamos complementarios. No un hombre que me impida crecer como mujer y como persona.

Hace unas semanas lo volví a ver y creo que era lo que necesitaba para cerrar el círculo y comprobar que tomé la decisión correcta. Mientras él me dijo para volver a salir, yo lo miré sin comprender porqué lo había amado tanto.

-Fuiste la mujer de mi vida, me dijo.
Y yo pensé…tu ya fuiste. Pero gracias a ti es que ahora sé lo que NO quiero de una relación. Gracias, hombre de inflexión. Al menos serviste para algo.