domingo, 28 de septiembre de 2008

Reflexión

Mi historia es una más de las tantas que existen alrededor de este tema, tal vez la única diferencia que exista entre mi caso y el caso de muchas otras mujeres, es que desde el comienzo siempre estuve consciente que esa relación iba terminar dañándome porque había escogido para amar a la pareja “inadecuada”; creo que más que exponer mi caso, o rebuscar en mi memoria algunos pasajes escabrosos de la relación, puedo dar testimonio de lo que ha sido mi vida sin amar demasiado.

Amar demasiado, no significa amar bien, en este sentido no puedo culpar al hombre por el que hice cosas que jamás imaginé hacer, si las hice fue porque me dio la gana de hacerlo y si sufrí como una perra por eso, fue porque yo misma me lo busqué, fui yo la que escogió amar a esa persona, fui yo la que permitió que él hiciera de mí lo que quisiera, fui yo la que nunca pudo decir no y la que nunca dijo basta, fui yo la que se volvió adicta y dependiente a las emociones que generaba esa relación, fui yo la permisiva y la que decidió esperar por siempre y para siempre.

Esa forma equivocada de amar, en mi caso por lo menos, se debió a mi poca y casi nula autoestima, a veces pienso que si hubiese sido una persona más estable en el aspecto emocional, no hubiese vivido aquella situación, pero en medio de todo esa experiencia me sirvió, por que aprendí a ser más fuerte, a no dejarme dominar por mis emociones, a pensar antes de actuar y a elegir bien para mi propio bien; aprender a quererme a mi misma no ha sido una tarea fácil, es más creo que ha sido uno de los retos más difíciles que he tenido que afrontar para poder seguir adelante. Solo queriéndome a mi misma puedo garantizar que la historia no se repita, solo anteponiendo mi amor propio por sobre todas las cosas, puedo evitar no sólo al hombre de inflexión del pasado, sino también al hombre de inflexión del futuro.

Nada nos asegura que no llegue a nuestras vidas alguien que nos entusiasme, que nos acerque a la vida con pasión, pero antes que se vuelva otro “hombre de inflexión”, reflexionemos, evaluemos los pro y los contra, no dejemos que la emoción sea exclusivamente la que tome la decisión, revisemos el pasado, acordémonos cuando quisimos asumir un papel que no nos correspondía, seamos novias, amigas, amantes, sin tener que ser madres, ni asumir que el otro nos necesita o tener la idea absurda que podemos cambiarlo.

Amarse a sí mismo es todo un desafío, porque para amarse hace falta conocerse, solo conociéndote sabes cuáles son tus fortalezas y cuáles son tus debilidades, sabes hasta donde puedes llegar y cuáles deben ser tus limites y sobre esto se tiene que trabajar día a día, no es cuestión de decir, ya me olvide, no lo voy a volver hacer, solo con él me ha pasado y no me va a volver a pasar, porque no es cierto, a menos que seas consciente que realmente has trabajado en ello y que no son los factores “tiempo y distancia” los que te han alejado del tema.

Ya hemos pasado por una experiencia difícil, ya hemos sufrido y llorado, la única garantía que tenemos para no volver a equivocarnos al amar de esa manera, es amando si… pero amándonos a nosotras mismas y aprendiendo a decir no cuando el cerebro nos manda esa señal, aunque el pecho esté a punto de rompérsenos por los latidos acelerados de nuestro corazón.

La siguiente canción es un fiel reflejo de todo lo que sentía y hacía en aquel tiempo.



En mi caso:

EL USO MI CABEZA COMO UN REVOLVER, pero porque a mi me dio la gana que así pasara.

2 comentarios:

Unknown dijo...

si pues...nosostras permitimos que nos traten como un revólver. Y de nosotras depende que no vuelva a pasar.

@webero01 dijo...

es bueno aceptar que el daño que te hicieron, en parte fue porque lo permitiste, porque nos damos cuenta que son nuestras decisiones y no las de los demas, lo que hace que nos vaya bien o mal. saludos.

PD. Si puedes, chekea mi nuevo blog.

http://viajealcentrodelafemina.blogspot.com/